EL ADVERSARIO ES LA IMPERANTE POLÍTICA ECONÓMICA


El adversario es la política económico-laboral neoconservadora y sus defensores (el gran empresariado y sus brazos políticos); aunque cambien caras, si tal política continúa, no se avanza.

Causa esencial del drama chileno es la política económica favorecedora de poderosos y grandes propietarios, en desmedro del sector trabajador, implantada por la dictadura 1973-1990, y profundizada por los dos grupos que se han alternado los posteriores gobiernos; décadas en que acentuaron trato desigual, concretado especialmente en las áreas laboral, previsional, sanitaria, educacional, tributaria, penal y procesal.
Erosionaron derechos laborales básicos, entregando, al regular la relación laboral generada en los contratos individuales, más poder a la parte empresarial, lo mismo en la reglamentación de la negociación colectiva, creando la imagen de equidad cuando, en verdad, su tendencia ha sido privilegiar más aun a la contraparte patronal.
Y en ésto ha operado este gobierno y los anteriores.

¿Quién trabajaría para otros pudiendo solventar sus necesidades sin hacerlo?
Muy pocos; tal vez nadie. En el imperante régimen, se impone como necesidad -independiente de nuestra voluntad- el que estemos compelidos a vender la propia fuerza de trabajo a otros, laborando mediante lo que se conoce como “por cuenta ajena”. Ya en su base late un desajuste mayor: la necesidad. Y ello significa que:

1. ENCUBRE LA APROPIACIÓN DEL FRUTO DEL TRABAJO AJENO.
Que una parte del trabajo producido -trabajo propio- es apropiado por la contraparte empresarial (plusvalía, plusvalor), elemento de explotación económica, aprovechamiento y abuso.

2. IMPONE DOMINIO PERSONAL DE UNOS SOBRE OTROS.
La propia ley laboral define al contrato individual asignándole como elemento básico el laborar “bajo dependencia y subordinación” (artículo 7 del Código del trabajo).
Régimen que hace imposible el respeto de la persona humana como fin en sí misma, sujeto de fines propios, al tratarle como medio o utensilio para satisfacer pretensiones de poderes empresariales o políticas económicas, dependiente o subordinado de voluntades ajenas.

3. Y GENERA NO TENER VIDA PROPIA.
Régimen económico-social, de labor por cuenta ajena, que funciona en base a la explotación, aprovechamiento y abuso, que causa merma vital,el hacernos ajenos a nosotros mismos ya nuestro entorno íntimo.
Y con alta dosis de hipocresía: quienes lucran de él presentan o aparentan sus propios intereses como si fueran intereses colectivos o generales, de todos.

Vicios propios de este nexo que vulneran la dignidad personal, tratando a la parte trabajadora como utensilio de otros.

Precarización traducida en acentuar la apropiación del plusvalor del trabajo no retribuido al trabajador, en profundizar subordinación personal (con todo lo en ello implicado), y en agravar condiciones enajenantes (para los clásicos, distanciamiento entre conciencia y realidad que obstaculiza autorrealización; para nosotros, en términos más simples, no poseer vida propia).

Ninguna política económica podría tratarla –en su faceta de trabajador/a- como dependiente o subordinada de otros, ni como medio o herramienta para alcanzar objetivos extraños, o favorables a su contraparte patronal.